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Segundo mensaje - 18 de junio 1965 Garabandal Como no se ha cumplido y no se ha dado mucho a conocer mi mensaje del 18 de octubre, os diré que este es el último. Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Los sacerdotes, obispos y cardenales van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas más almas. A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debéis evitar la ira del buen Dios sobre vosotros con vuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con alma sincera, Él os perdonará. Yo, vuestra Madre, por intercesión del Angel San Miguel, os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación. Pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos. Debéis sacrificaros mas, pensad en la Pasión de Jesús.

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Música dedicada a Dios

El nacimiento de Sanson, su historia, las hazañas y su historia con Dalila Jueces 13: 1 a 20, Jueces 14:1 a 20, Jueces 15:1 a 20 y Jueces 16:1 a 31

En la biblia se relata el nacimiento de Sanson Jueces 13: 1 a 20, , Jueces 14:1 a 20, Jueces 15:1 a 20 y Jueces 16:1 a 31

01 Los israelitas volvieron a hacer lo que es malo a los ojos de Yavé, quien los entregó en manos de los filisteos durante cuarenta años.

02 Había un hombre de Sorea, de la tribu de Dan, que se llamaba Manoa. Su mujer era estéril y no había tenido hijos.

03 El ángel de Yavé se apareció a la mujer y le dijo: «Hasta ahora has sido estéril y no has tenido hijos, pero vas a concebir y darás a luz un hijo.

04 Ahora fíjate bien en no beber vino ni bebida alcohólica y en no comer nada impuro debido a ese hijo que vas a concebir y dar a luz.

05 Porque desde el vientre de su madre el muchacho estará consagrado a Dios: no pasará por su cabeza la navaja, pues él será quien comenzará a librar a Israel de manos de los filisteos».

06 Al volver a su casa, la mujer conversó con su marido y le dijo: «Un hombre de Dios vino a verme. Era tan majestuoso como un ángel de Dios, pero no le pregunté de dónde venía y no me dijo su nombre.

07 Pero me dijo esto: Vas a concebir y dar a luz un hijo. Por eso, desde ahora no bebas vino ni bebida alcohólica y no comas nada impuro, porque el niño estará consagrado a Dios desde el vientre de su madre y hasta el día de su muerte».

08 Entonces Manoa le suplicó a Yavé: «¡Por favor, Señor! Que el hombre de Dios que enviaste venga de nuevo a vernos para decirnos cómo hay que actuar con el niño que va a nacer».

09 Dios oyó la voz de Manoa y el ángel de Dios vino otra vez donde la mujer, cuando estaba sentada en el campo. Pero su marido Manoa no estaba con ella.

10 La mujer corrió inmediatamente a avisar a su marido: «Acabo de ver al hombre que vino a visitarme el otro día».

11 Manoa se levantó y siguió a su mujer. Llegó donde estaba el hombre y le preguntó: «¿Eres tú el hombre que habló con esta mujer?» El respondió: «Sí, yo soy».

12 Manoa le dijo: «Si lo que has dicho sucede, ¿qué norma seguiremos con este niño, qué tendrá que hacer él?»

13 El ángel de Yavé respondió a Manoa: «La mujer deberá abstenerse de todo lo que he dicho.

14 No probará ningún producto de la vid, no beberá vino ni bebida alcohólica, no comerá nada impuro: tendrá que cumplir con todo lo que le he mandado».

15 Manoa dijo al ángel de Yavé: «Permítenos que te retengamos un poco mientras preparamos un cabrito».

16 Pero el ángel de Yavé le respondió: «Aunque me quede, no comeré de tu pan. Sin embargo, si quieres ofrecer un holocausto a Yavé, ofréceselo». En realidad Manoa no sabía que era el ángel de Yavé.

17 Entonces Manoa dijo al ángel de Yavé: «¿Cuál es tu nombre? Quisiéramos poder agradecerte cuando se cumplan tus palabras».

18 El ángel de Yavé le dijo: «¿Por qué me preguntas el nombre? Es misterioso».

19 Manoa tomó el cabrito y una ofrenda y los puso en una roca en honor de Yavé y de ese personaje misterioso al que podían ver Manoa y su mujer.

20 Ahora bien, en cuanto se levantó a los cielos la llama del altar, sucedió que el ángel se elevó junto con la llama del altar. Al ver eso, Manoa y su mujer cayeron con el rostro en tierra.

21 El ángel, mientras tanto, desapareció de la vista de Manoa y de su mujer. Entonces comprendió Manoa que era el ángel de Yavé.

22 Manoa dijo a su mujer: «Vamos a morir porque vimos a Dios».

23 Pero su mujer le respondió: «Si Yavé hubiera querido que muriéramos, no habría aceptado nuestro holocausto y nuestra ofrenda. ¿Nos habría mostrado todo eso y más aún prometido lo que acabamos de escuchar?»

24 Así fue como la mujer dio a luz un hijo al que puso por nombre Sansón. El niño creció y Yavé lo bendijo;

25 el espíritu de Yavé comenzó a apoderarse de él en el Campamento de Dan, entre Sorea y Estaol.

 La historia de Sanson 

 01 Sansón bajó a Timná y allí se encontró una mujer entre las niñas filisteas.

02 Subió para comunicárselo a su padre y a su madre: «He visto a una mujer en Timná, les dijo, una niña filistea. ¡Consíganmela como esposa!»

03 Su padre y su madre le dijeron: «¿Acaso no hay suficientes jóvenes en nuestro clan y en todo nuestro pueblo para que vayas a buscarte una entre los incircuncisos, entre los filisteos?» Pero Sansón respondió a su padre «Consíguemela porque me gusta».

04 Su padre y su madre no sabían que eso venía de Yavé, quien quería crear problemas con los filisteos (en ese tiempo Israel estaba sometido a los filisteos).

05 Bajó pues Sansón a Timná con su padre y su madre. Cuando venía por las viñas de Timná, le salió al paso un león joven.

06 En ese momento se apoderó de él el espíritu de Yavé, desgarró al leoncito como se desgarra a un cabrito, siendo que nada tenía en las manos. No contó nada de esa hazaña ni a su padre ni a su madre.

07 En seguida bajó y habló con la mujer que le gustaba.

08 Al cabo de un tiempo volvió a Timná para llevársela. Dio un rodeo para ver el cadáver del león: en el cuerpo del león había un enjambre de abejas con miel.

09 Lo tomó en sus manos y se fue chupándolo por el camino. Cuando llegó a su casa, le convidó miel a su padre y a su madre, quienes comieron, pero no les dijo que había encontrado esa miel en el cadáver de un león.

10 Cuando el padre de Sansón bajó a la casa de la mujer, Sansón ofreció un gran banquete según la costumbre de los jóvenes.

11 Como le tenían miedo, le habían buscado treinta jóvenes para que lo acompañaran.

12 Sansón les dijo: «Les voy a proponer una adivinanza. Les doy los siete días del banquete para que la resuelvan, y si la adivinan les daré treinta túnicas y treinta trajes para cambiarse.

13 Pero si no adivinan, me darán treinta túnicas y treinta mudas». Le respondieron: «Dinos la adivinanza, te escuchamos».

14 Sansón les dijo: «Del que come salió lo que se come, y del más fuerte salió lo dulce». Durante tres días no pudieron resolver la adivinanza.

15 Entonces, al cuarto día, dijeron a la mujer de Sansón: «Hazle arrumacos a tu marido para que te explique la adivinanza, o si no te quemaremos a ti y a la familia de tu padre; ¿o es que nos invitaste para robarnos?»

16 La mujer de Sansón se puso a llorar a su lado: «Tú sólo me odias, le decía, tú no me quieres. Ni siquiera me has explicado esa adivinanza que propusiste a los jóvenes de mi pueblo». Le respondió: «Ni siquiera se la he explicado a mi padre y a mi madre, ¿y quieres que te la explique?»

17 Ella siguió así llorando los siete días que duró el banquete, y al séptimo día, como él estaba cansado con eso, le dio la solución. Ella, inmediatamente, se la dio a los de su pueblo,

18 y al séptimo día antes de la puesta del sol, la gente de la ciudad dijo a Sansón: «¿Qué más dulce que la miel y qué más fuerte que un león?» Les respondió : «Si no hubiesen arado con mi vaquilla, no habrían acertado con mi adivinanza».

19 El espíritu de Yavé se apoderó de él y bajó a Ascalón. Allí dio muerte a treinta hombres, les quitó la ropa y se la dio a los que habían explicado la adivinanza. Luego, muy enojado, se volvió a la casa de su padre.

20 En vista de eso dieron la mujer de Sansón a uno de los jóvenes que lo habían acompañado. 

Hazañas de Sanson 

01 Algún tiempo después, en la época de la cosecha del trigo, Sansón fue a ver a su mujer llevándole un cabrito. Dijo: «Quisiera estar con mi mujer en su pieza». Pero su suegro le impidió pasar. Le dijo:

02 «Como pensé que tú ya no la querías, se la di a tu compañero. Su hermana menor es más hermosa, ésta será tu esposa en vez de aquélla».

03 Entonces Sansón les dijo a todos: «Esta vez, si hago algún perjuicio a los filisteos, no les deberé nada».

04 Se fue Sansón y atrapó trescientos zorros. Tomó unas antorchas y ató a los zorros de a dos por la cola poniendo una antorcha entremedio.

05 Luego encendió las antorchas y soltó a los zorros en los campos de los filisteos. Así quemó todo: los atados, el trigo en pie y hasta las viñas y los olivares.

06 Los filisteos preguntaron: «¿Quién hizo eso?» Les respondieron: «Sansón, el yerno del hombre de Timná, porque este último le quitó a su mujer y se la dio a su camarada». Subieron entonces los filisteos y quemaron la mujer junto con su padre.

07 Sansón les dijo: «Ya que ustedes actuaron así, no me detendré hasta que no me haya vengado de ustedes».

08 Les dio una tremenda paliza y después bajó a vivir en una cueva de los Roqueríos de Etam.

09 Los filisteos hicieron una incursión. Acamparon en el territorio de Judá y se infiltraron por el lado de Lehi.

10 Los hombres de Judá les dijeron: «¿Por qué han subido hasta acá?» Les respondieron: «Subimos para apresar a Sansón y tratarlo como nos trató».

11 Tres mil hombres de Judá bajaron a la caverna de los Roqueríos de Etam para decir a Sansón: «¿No sabes que los filisteos son nuestros amos? ¿Qué hiciste?» Les respondió: «Los traté como me trataron».

12 Los hombres de Judá le dijeron: «Hemos bajado para apresarte y entregarte a los filisteos». Sansón les dijo: «¡Júrenme que no me matarán!»

13 Ellos respondieron: «No, sólo vamos a apresarte y a entregarte a ellos; pero no te mataremos». Lo amarraron entonces con dos cuerdas nuevas y lo sacaron de los Roqueríos de Etam.

14 Cuando estaba ya cerca de Lehi, salieron a su encuentro los filisteos lanzando gritos de alegría. Entonces se apoderó de él el espíritu de Yavé. Las cuerdas que amarraban sus brazos se volvieron para él como hilos de lino quemado, y se deshicieron las ataduras de sus manos.

15 Encontró una quijada de burro todavía fresca, la tomó y mató a golpes a mil filisteos.

16 Luego Sansón exclamó: «Con una quijada de burro los desparramé; con una quijada de burro maté a golpes a mil».

17 Cuando terminó de hablar tiró la quijada y llamó a aquel lugar Ramat-Lehi.

18 Como tuviese mucha sed, invocó a Yavé y le dijo: «Concediste a tu servidor una gran victoria, pero ves que me muero de sed y que voy a caer en manos de los incircuncisos».

19 Entonces Dios partió la caverna que hay en Lehi; salió de allí agua y bebió. Se reanimó y recuperó sus fuerzas. Por eso pusieron a ese manantial el nombre de En-Ha-Coré; todavía se lo ve en Lehi.

20 Juzgó a Israel veinte años, en la época de los filisteos.

Sanson y Dalila 

01 Sansón bajó a Gaza. Allí se encontró con una prostituta y entró en su casa.

02 Le dijeron a la gente de Gaza: «¡Sansón vino para acá!» Organizaron rondas y se quedaron de guardia toda la noche a la puerta de la ciudad. No se movieron en toda la noche porque decían: «Esperémoslo hasta la mañana y entonces lo mataremos».

03 Sansón estuvo acostado hasta la medianoche. Se levantó a medianoche, tomó las puertas de la ciudad con su marco y las arrancó junto con su tranca. Se las echó a la espalda y se las llevó a la cumbre de la montaña que está frente a Hebrón.

04 Después de eso se juntó con una mujer del valle de Sorec que se llamaba Dalila.

05 Los jefes de los filisteos fueron a verla y le dijeron: «Sedúcelo con tus encantos y trata de averiguar de dónde le viene esa fuerza tan grande y cómo podríamos dominarlo, amarrarlo y domarlo. Cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata».

06 Dalila preguntó a Sansón: «Dime, te lo ruego, de dónde proviene tu fuerza extraordinaria. ¿Cómo se podría amarrarte y domarte?»

07 Sansón le dijo: «Si me ataran con siete cuerdas nuevas que todavía no estén secas, perdería mi fuerza y sería como un hombre cualquiera».

08 Los jefes de los filisteos le entregaron siete cuerdas nuevas que no se habían secado todavía y ella lo amarró;

09 había escondido a unos hombres en su pieza. Le gritó: «¡Sansón, los filisteos te atacan!» Rompió de un golpe las cuerdas como se rompe la mecha de estopa cuando se la quema: no descubrieron el secreto de su fuerza.

10 Dalila dijo a Sansón: «Te burlaste de mí y me contaste mentiras. Dime con qué hay que amarrarte».

11 Le dijo: «Si me atan con cuerdas nuevas que nunca hayan sido usadas, perderé mi fuerza y seré como un hombre cualquiera».

12 Dalila lo amarró con cuerdas nuevas; luego dijo: «¡Sansón, los filisteos te atacan!» Le habían preparado una emboscada en su pieza, pero él rompió las cuerdas como si fueran hilo.

13 Dalila dijo a Sansón: «¿Cuántas veces más me contarás mentiras? Dime con qué habría que atarte». Respondió: «Si tú entretejieras las siete trenzas de mi cabellera en la urdimbre de un telar, si las apretaras con un peine de tejedor, perdería mi fuerza y sería como un hombre cualquiera».

14 Ella lo durmió, entretejió las siete trenzas de su cabellera con la urdimbre de un telar, las apretó con un peine de tejedor y le dijo: «¡Sansón, los filisteos te atacan!» Se despertó de su sueño y arrancó el peine, la lanzadera y la urdimbre.

15 Entonces ella le dijo: «¿Cómo puedes decirme que me amas? Tu corazón no está conmigo, ya que tres veces te has burlado de mí y no me has dicho de dónde proviene tu enorme fuerza».

16 Como siguiera molestándolo y acosándolo todos los días con la misma pregunta, creyó que se iba a morir.

17 Entonces le abrió su corazón. Le dijo: «Estoy consagrado a Dios desde el vientre de mi madre y nunca ha pasado la navaja por mi cabeza. Si me raparan, se me iría la fuerza y quedaría tan débil como cualquiera».

18 Dalila vio que esta vez le había revelado su secreto. Mandó a buscar a los jefes de los filisteos y les dijo: «Vengan ahora porque me ha revelado lo más secreto de su corazón». Los jefes de los filisteos fueron a su casa llevando el dinero en la mano.

19 Después de haber hecho dormir a Sansón en sus rodillas, llamó a un hombre para que le cortara las siete trenzas de su cabellera y comenzó a perder sus fuerzas: su fuerza se le había ido.

20 Entonces ella dijo: «¡Sansón, los filisteos te atacan!» El se despertó de su sueño y pensó: «Me desataré como las otras veces y me libraré». Pero no sabía que Yavé se había retirado lejos de él.

21 Los filisteos lo apresaron y le sacaron los ojos. Lo hicieron bajar a Gaza, lo ataron con una cadena doble de bronce y lo pusieron a dar vueltas a la piedra de un molino en la prisión.

22 Sin embargo, después que le cortaron el pelo, su cabellera volvió a crecer.

23 Los jefes de los filisteos se juntaron para ofrecer un gran sacrificio a Dagón su dios, e hicieron una fiesta. Decían: «Nuestro dios puso en nuestras manos a nuestro enemigo Sansón».

24 La gente del pueblo lo vio y alababan a su dios diciendo: «Nuestro dios puso en nuestras manos a nuestro enemigo, que desolaba el país y dejaba tantos muertos entre nosotros».

25 Cuando todos se sintieron bien contentos, dijeron: «¡Llamen a Sansón para que nos entretenga!» Fueron a buscar a Sansón a la prisión y él dio varias vueltas a la vista de todos, luego lo pusieron entre las columnas.

26 Sansón dijo entonces al joven que lo llevaba de la mano: «Tú guíame, ayúdame a tocar las columnas que sustentan el templo para que pueda apoyarme en ellas».

27 El templo estaba lleno de hombres y mujeres. Allí estaban todos los jefes de los filisteos, y en la terraza había como tres mil hombres y mujeres que se divertían mirando a Sansón.

28 Entonces Sansón invocó a Yavé y le dijo: «¡Por favor, Señor Yavé! Acuérdate de mí y dame fuerza por última vez. ¡Quisiera hacerles pagar a los filisteos mis dos ojos de un solo golpe!»

29 Sansón tocó las dos columnas centrales en las que se sostenía el templo y se apoyó en ellas: su brazo derecho en una y su brazo izquierdo en otra.

30 Luego Sansón exclamó: «¡Que muera yo con todos los filis teos!» Se estiró con todas sus fuerzas y se derrumbó el templo encima de los jefes y de todo el pueblo que estaba allí. Los que arrastró consigo a la muerte fueron más numerosos que aquellos a los que había dado muerte durante toda su vida.

31 Los hermanos y toda la familia de su padre bajaron y se lo llevaron. Subieron y lo enterraron entre Sorea y Estaol en la tumba de Manoa su padre. Había sido juez de Israel veinte años.

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=kHoG0J0vL5Q

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